OJOS NUEVOS

Tres pequeñas y su joven madre compartían el transporte público en que hoy viajé a Capital desde mi Lanús Oeste.
Morenas y bonitas. Impecables en su humildad lucían unos elaborados peinados con hebillitas de colores que mostraban la dedicación y el cariño de su joven madrecita.
Zapatillas gastadas pero limpias. Prendas sin lujos pero alegres.
Las dos menores muy pequeñas; dormían una en brazos de su madre, la otra sentada a su lado. La mayor, que no tendría más de 8 años, sentada frente a ellas miraba extasiada por la ventanilla del 188 como si se tratara de un tour turístico.
Al cruzar el Puente Alsina saltó de gozo y gritó con alegría
“ Mira mamá, mira que hermoso río” Para la mirada inocente de esa niña nuestro contaminado Riachuelo era un bello río.
Era tanta su emoción ante el descubrimiento que conmovía verla y escucharla.
Una mujer sentada detrás de ellas, cruzó su mirada con la mía y sonreímos compartiendo ternura ante el fresco candor de esa niña que veía con ojos nuevos aquello que para nosotros es un fastidioso paso de provincia a capital.
Recordé los viajes con mi madre cuando me maravillaba mirando los inmensos árboles que se abrazaban en sus altas ramas desde una vereda a la otra. Las calles que subían y bajaban. Las mismas que hoy no noto.
Todo me parecía nuevo y hermoso y el mundo para ser descubierto.

GRACIAS A LA VIDA QUE NOS DIO A LA NEGRA

Negrita querida, con la emoción de la despedida física, sabiendo con pesar que ya no te veremos, siempre estarás en mi camino, en el camino de los argentinos, en el camino de los latinoamericanos, en el camino de los hombres y mujeres de buena voluntad que amamos la libertad en el mundo entero.
Quiero recordarte con la canción que te conocen en el mundo.
Has sido y serás por siempre un instrumento divino porque Dios te ha dado un don único que compartiste con todos; tu voz maravillosa y única, pero el don que nos legaste para que imitemos, es el de tu coherencia, tu valentía y tu amor por la libertad contra el que no pudo ningún represor canalla.
Dolió el destierro, te hirió, pero volviste amiga, hermana, madre y ahora ya no te irás porque ni siquiera la muerte nos separará jamás.
Eres y serás ejemplo de ideal, de lucha y de amor

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MI OTOÑO

El otoño es tibio, dorado, luminoso. Es la plenitud de la belleza.
El otoño consuma la existencia.
En los paisajes del camino, es la primavera la del verde y fresco retoño que asoma tímido para estallar en colores esplendorosos y rutilantes. El verano se llena de frutos jugosos, llenos de sabores dulces y el otoño completa el cuadro en toda la intensa belleza.
Así es nuestra vida. Así son nuestros paisajes
Vivir el dorado otoño aún con marcas y con la nostalgia de lo que no fue por allá en primavera, allá en el verano. De lo que no nos atrevimos, de lo que postergamos para evitar lágrimas ajenas, dolores profundos.
El otoño es la satisfacción del deber cumplido pero también la melancolía.
Recuerdo mis malos poemas de los 15 años que en mi ingenuidad pretendía convertir en canciones;

“El amor, o dulzura sin igual, que deseo conocer, dónde estás, cuándo vendrás, ven que te espero y estoy tejiendo en mi anhelo un romance colosal”

Y nunca llegó. No así como lo soñaba, como lo anhelaba. Hoy sé que nunca será y me conformo, me conformo con otros amores, con otros sabores, sabiendo que cae el otoño y que pronto será invierno, que el tiempo apremia, que se está yendo… y esta profunda nostalgia.

HUELLAS

Cada vida es un camino. Caminos circulares, coordenadas que se cruzan; encuentros con caricias; combates con heridas.
Caminamos girando, yendo y volviendo.

Regresando al principio. Aprendiendo. Errando.

Seguros a veces, indecisos otras. Encantados, decepcionados; viviendo.
Nos preguntamos si avanzamos o si retrocedemos. No lo sabemos. Solo caminamos cumpliendo con nuestro destino de peregrinos.
Como dice el poeta; el camino se hace caminando y nuestras huellas van quedando imborrables y únicas.

EL VALOR DE VIVIR

Como un pichón que deja el nido por vez primera sale a la calle dando saltitos con sus piernitas delgadas, la mirada ansiosa y ese cuerpito minúsculo y armónico.
Tiene la edad de las otras niñas que ya están de vuelta de todo y ella apenas se anima por vez primera a ir hasta el kiosco que queda en la manzana dando la vuelta de nuestra casa.
“--- ¡Y es tan bonita!” Dice condolida la médica que la ve por vez primera y escuchó una historia conmovedora.

“No abandones tus sueños” le dice con ternura. Ella asiente, con esa mirada enigmática de ojos inmensos que la lleva a un universo interior donde es dueña absoluta.
Todos los caminos no son iguales, algunos parecerían ser muy difíciles de transitar y se recorren con saltitos cortos de niña perpetua. Sin embargo no es el camino sino la sonrisa y las ilusiones de quien lo recorre.

EL ENCUENTRO

Sin querer encontrarme, escondiéndome de mi misma me uno a los peregrinos en silencioso andar.
Huyo de mí pero me hallo en cada curva que se convierte en un círculo que me lleva a mi esencia.
Al verme de frente descubro que mi rostro sigue siendo ingenuo y no me avergüenzo. Podré ser distinta al resto pero soy yo, la de siempre, fiel a mi misma, la de los intrépidos cinco años, la adolescente soñadora, la mujer que siempre espera; la idealista que lucha contra molinos de viento y a la que no derrota el fracaso porque lo único que importa es seguir luchando, esperando.

Gracias a todos los que me visitaron a pesar de mi ausencia. Perdón por no estar pero a veces necesito del aroma del silencio.
Mis queridos y anónimos amigos, gracias y que diciembre nos permita un bello renacer para todos nosotros

LLUVIA

Escucho la tenue lluvia cayendo sobre una ciudad que amanece y pienso en antes, antes que yo misma, en el hoy, en el después. Me invade la nostalgia mientras me cobijo en la tibia y solitaria cama.
Ese es el ritmo de mi vida, el de la monótona lluvia.
Me veo con mis cuatro años mirando por la ventana de cortinas al croché del dormitorio de abuelita. Los desordenados rizos cayendo sobre la frente y mis ojos puros, la cara aplastada contra el húmedo vidrio, viendo caer la lluvia en la mañana invernal.
Mi mirada atravesaba la verja de hierro y se anclaba en la calle, donde los transeúntes presurosos pasaban frente a mí como en un film. También entonces sentía nostalgia. Me gustaba quedarme a dormir en la casa de abuelita pero en la mañana al despertar, me sentía fuera de lugar, a pesar de la costumbre.
Hoy también me siento fuera de lugar, perteneciente a otro espacio que no es éste. No puedo analizarlo, comprenderlo. Es una sensación, un sentimiento.
Sigo transitando el camino buscando…buscando...

ME BUSCO

Me busco, desesperadamente me busco, pero ya no sé a quién busco.
Me busco serena, confiada, feliz, pero es tan intensa la tormenta que no me encuentro,
¿Dónde estoy?
Si me han visto por favor; háganmelo saber al instante porque se acaba mi tiempo.

HASTA PRONTO DORIS LILIAN

Tiene nombre de estrella de cine de los cuarenta, seguramente la proximidad de su país con el que predomina más al norte; influenció a su madre. Pero la geografía que habita es la de una tierra brava e indígena, allá donde el continente se afina hasta romperse con cada terremoto. Tierra que sabe de sangre, sometimiento y lucha.
Se adormece en su lecho de enferma y sueña con los millones de tortillas que sus manos laboriosas prepararon, en los hijos que tuvo y ya no están. Mientras tanto, la desesperada e impotente ternura de los dos menores pelea por rescatarla del castigo impiadoso de la enfermedad.
Miles de millones de vidas anónimas que pasan sin trascender por el camino, pero que dejaron sudor y sangre en un mundo que ignora las vidas ocultas y se conmueve ante las historias ficticias o glamorosas.
Jamás la veré, jamás le daré el abrazo que llevo en el corazón pero ella sabe que la mujer con rostro de “gringa” que vio muchas veces en la pantalla del monitor de la computadora de su hijo, la quiere con el alma y está acá, en sur del continente, pidiendo por ella.

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Hoy, viernes 8 de agosto de 2008, a las 6 de la tarde en El Salvador, a las 21 horas de Buenos Aires; Doris Lilian acaba de atravesar la línea y ya está más allá del arco iris.

Mi homenaje a esa humilde mujer salvadoreña que cumplió con su misión de madre y esposa. Que perdió hijos en una guerra cruel y despiadada y en la vida. Que vivió en la humildad de un hogar sencillo entregando cada instante de su existencia por los suyos.

Doris Lilian no fue ni será tapa de revistas ni tendrá Club de admiradores, pero tiene toda mi admiración, mis lágrimas de este instante y todo mi reconocimiento por su vida simple.

Ya no nos separan miles de kilómetros Doris, en realidad nunca nos separaron.

Todo mi amor para ella, para vos mi Héctor querido, mi consuelo en los momentos difíciles, mi amigo en la alegría, mi compañero inseparable desde hace años, a pesar que sólo nos vemos desde una pantalla. Para vos Mercedes, dulce niña buena y para usted Roque, un esposo destrozado.

RUTINA

Mi caminar transcurre hoy por la monotonía gris de este invierno de un paisaje de espectrales árboles desnudos.
La rutina se sacude por malas noticias, ofensas e incomprensión, pero también con la sonrisa de los niños con sus manitas regordetas y sucias que acarician el alma y la entibian. Esos dibujitos colgados del refrigerador o trazados con bolígrafo en el edredón estirado sobre la cama, y también por esos ojitos pícaros que delatan travesuras.
Estoy cansada, un poco triste, pero sé que soy una caminante más en medio de esta marea que busca en su andar un sentido a su existencia porque nada puede ser casual. Descubrir en los sutiles signos la razón y el porque, tal vez sea más simple de lo que pensamos y solo tengamos que entrecerrar los ojos como hacemos frente al mar, buscando el lejano horizonte.

NUEVA AÑORANZA

Como un liviano barrilete descolorido, zigzagueando muy alto, recorro el camino hasta donde comienzan los recuerdos.
Nos veo a los cuatro en aquel carnaval lejano. Papá, mamá, mi hermanito (mi admirado “nene”) y yo con mis tres orgullosos años vestida con el negro traje de dama antigua, hecho seguramente con algún retazo recuperado por mi madre y su mano magistral para bordar. Me habían sacado el plumerito teñido de rojo violáceo, inocente juguete para acariciar, porque no cesaba de moverlo y arruinaba la foto, por eso la cara de enojada.
Papá y mamá muy jóvenes, elegantes para el gran acontecimiento de la foto familiar. Mi hermano en su traje de aviador blanco que pronto ensuciaría y yo muy preocupada que no se borrara la pintura de mis labios.
En aquel momento éramos sólo cuatro, dos años después llegaría mi hermana menor para acaparar la atención de papá y mamá.
Quisiera volver a sentir esa sensación de protección pero hoy ya no están ninguno de los dos y yo aprendí a valerme sola. El camino de mi padre fue muy breve y nos dejó siendo casi niños. Ahora mamá, que al fin se liberó.
Me siento testigo de mi vida, es como que solo viera los acontecimientos con las emociones de un espectador sensible. Comparto sentimientos con mis hermanos, con el aviador que voló lejos con alas esplendorosas, pero siempre está, con mi hermana que está cerca y con esta añoranza nueva.

A PARTIDO MAS ALLÁ DEL ARCO IRIS

Mi madre ha cruzado la línea. Ya está más allá del arco iris. La cruzó el 18 de junio a la una del mediodía y la ayudé a hacerlo con una sonrisa, luego de una noche de mucho sufrimiento.
La besé y le dije cuanto la quería, cuando tras ella se cerraba la puerta de “Cuidados Intensivos” Pocos minutos después se liberó de su cuerpo sufriente.
En este anochecer frío del cono sur; primer día de invierno del 2008 siento nostalgia pero también la tranquilidad dolorosa que provoca la separación.
Deberé aprender a vivir en una nueva sinfonía mientras continúo caminando hacia el reencuentro.

LOS SUMERGIDOS

Seres dolientes y explotados transitan arrastrando el peso de la indiferencia de los insensibles y la soberbia de los poderosos que se sienten dueños del camino. Sumergidos en su propia realidad avanzan desprotegidos esperando sin esperanza llegar al final de esa línea imaginaria que separa el espacio y el tiempo. Generaciones sumergidas en la miseria de la que no pueden resurgir porque los victoriosos “dueños” de la humanidad, bélicos hombres peligrosos y egoístas, mentirosos de cabezas erguidas atropellan, mezquinan, arrebatan en su ambición desmedida, en su gula, convencidos que son elegidos de un destino que los convierte en amos del camino, que tienen poder para destruir, matar, saquear, adueñándose de la decisión de otros; del presente de los otros, del futuro de los otros, de la vida de los otros. ¿Dueños de qué? Dueños de nada, sólo miserables cobardes que no comprenden que algún día serán polvo y que habrá justicia.
Y nosotros, impotentes testigos mudos de la historia; mirándonos el propio ombligo.

ángel azul

Crisis alimentaria para pobres y miserables; negocios para gobiernos y empresarios

http://tvnoticias.wordpress.com/2008/06/01/en-las-crisis-capitalistas-siempre-pierden-los-explotados-mientras-los-poderosos-monopolios-internacionales-obtienen-gigantescas-riquezas/

ENERGIA OSCURA

Nacemos prisioneros de nosotros mismos. Si, prisioneros de nuestra propia materia, prisioneros de un cuerpo determinado por la genética. Ese cuerpo gozará, sufrirá, sucumbirá.
¿Qué es la materia en medio del universo? Poca cosa. La energía oscura domina la mayor parte. Nuestro cuerpo es materia que se transforma, envejece y perece pero toda esa energía que es el espíritu es la que prevalece y determina. A pesar de no ser materia nuestro espíritu también padece y goza pero en forma diferente, más elevada.
La recuerdo mucho. Me veo casi adolescente aquel domingo de octubre, oyendo la voz de una profesional que escuchó mi pedido de “verdad” y comenzó a enumerar las duras posibilidades de una vida que estaría atada a la mía. Una materia sufriente con un destino incierto. Yo había aprendido a aceptar desde muy pequeña y casi me sentí una elegida y aún no sabía, nadie lo sabia entonces, que esos hermosos e inmensos ojos azules nunca verían, era apenas algo más en medio de tanto sufrimiento. Sin embargo no fue impedimento para reconocerme, para buscar mi rostro por última vez mientras su manito aferraba la mía en una despedida que me hizo comprender que “El Principito” había pasado por mi vida marcándola para siempre.

“Me cogió de la mano y todavía se atormentó:
—Has hecho mal. Tendrás pena. Parecerá que estoy muerto, pero no es verdad.
Yo me callaba.
—¿Comprendes? Es demasiado lejos y no puedo llevar este cuerpo que pesa demasiado.
Seguí callado.
—Será como una corteza vieja que se abandona. No son nada tristes las viejas cortezas...
Yo me callaba. El principito perdió un poco de ánimo. Pero hizo un esfuerzo y dijo:
—Será agradable ¿sabes? Yo miraré también las estrellas. Todas serán pozos con roldana herrumbrosa. Todas las estrellas me darán de beber.
Yo me callaba.
—¡Será tan divertido! Tú tendrás quinientos millones de cascabeles y yo quinientos millones de fuentes...
El principito se calló también; estaba llorando.”

Son días difíciles en mi camino, días de cansancio, expectativas y certezas. No siempre las certezas son alentadoras y las expectativas muchas veces pueden estar cargadas de esperanza.
La realidad a veces ahoga, agobia pero es la realidad y la materia es eso; sólo materia. Poca cosa. Ojalá todos lo entendamos.

“LO ESENCIAL ES INVISIBLE A LOS OJOS”
ANTOINE DE SAINT - EXUPÉRY