EL ENCUENTRO

Sin querer encontrarme, escondiéndome de mi misma me uno a los peregrinos en silencioso andar.
Huyo de mí pero me hallo en cada curva que se convierte en un círculo que me lleva a mi esencia.
Al verme de frente descubro que mi rostro sigue siendo ingenuo y no me avergüenzo. Podré ser distinta al resto pero soy yo, la de siempre, fiel a mi misma, la de los intrépidos cinco años, la adolescente soñadora, la mujer que siempre espera; la idealista que lucha contra molinos de viento y a la que no derrota el fracaso porque lo único que importa es seguir luchando, esperando.

Gracias a todos los que me visitaron a pesar de mi ausencia. Perdón por no estar pero a veces necesito del aroma del silencio.
Mis queridos y anónimos amigos, gracias y que diciembre nos permita un bello renacer para todos nosotros