DESDE ADENTRO

- ¿Romina?
- No, equivoc…
- ¡No cortes! ¡Por favor no cortes! no quiero hablar con Romina, quiero hablar con cualquiera que me escuche, con vos, con cualquiera que me cuente como está afuera, hace tanto que estoy adentro que me estoy olvidando. No tengo visitas. No soy inocente, estoy pagando…
Así comenzó esta historia hace un tramo atrás de mi camino.
Luego de un silencio le respondí; - Está bien pero con una condición; no quiero saber el por qué. Nunca me lo digas.
Él me cuenta del “adentro”, lo bueno, extrañamente lo hay, y lo mucho malo. Yo le cuento de afuera, de mi pequeña vida, de los míos, le mando libros que comparte con los compañeros.
Ayer llamó y me dijo;

_ Lloro mucho, no sé porque lloro tanto, antes no era así, necesito que me digas por qué lloro.
_ No lo sé. Tal vez sea que pusiste una roca para que no corriera el agua hacia la catarata pero eso no es posible.
_ Sí, creo que es eso, me contestó con su joven voz quebrada pero serena.